1

para las personas
que viven en mí




2

con suma admiración
para la memoria del escritor

Gerardo Arana




3

y otra vez para Lucía
y para la luna 
como un segundo intento
de que ninguna de las dos
deje nunca de brillar







La base de toda narrativa es la poesía.
Interpretación de la entrevista a ROBERTO BOLAÑO en La belleza de pensar




La nueva escritura se repite, se bisecta, se modifica, se contradice,
sin acumular nunca un volumen suficiente para construir un pasado
y con ello una «historia»
en el sentido tradicional del término.

FRANK KERMODE, El sentido de un final: estudios sobre la teoría de la ficción




Pegaso Zorokin se había enamorado
y había decidido dejar las drogas.
La idea a decir verdad no lo convencía.
Se lo había prometido a su chica.
En la escuela todos se drogaban.
No tendría por qué estar mal drogarse.

GERARDO ARANA, Meth Z




1

SATURNO MILANILLOS

había decidido suicidarse. La razón era confusa. Lo haría después de terminar sus tratados filosóficos. En su vida ya nadie irradiaba luz. Un vórtex negro lo absorbía. Saturno se había salido de su órbita para siempre.

  Mucho tiempo atrás había comprado una navaja. Sólo es para defenderme, había dicho el adolescente Milanillos. Sus brillantes anillos nunca lo habían defendido.

  Saturno encendido.

  Saturno abstraído.

  Saturno expandido.

  Saturno Milanillos tuvo dos hijos. Fueron mellizos. Los llamó Lucas y Arana. Lucas Milanillos. Arana Milanillos. Su madre murió dándolos a luz. Iluminándolos.

  Saturno eclipsado.

  Saturno abandonado.

  Saturno atravesado.

  Saturno Milanillos trabajaba todo el día. Ganaba una miseria. Comenzó a asaltar personas, Saturno, con su navaja. Nunca lastimó a nadie. A nadie nunca lastimó.

  Saturno nadie.

  Saturno planeta hombre luminoso.

  Saturno Milanillos compra un revólver. El revólver jamás tiene balas. Comienza a saquear casas. Derrite paredes con sus anillos hirviendo. Consigue mucho dinero. Mete a sus hijos a un colegio muy caro.

  Saturno se posee.

  Saturno se abduce.

  Saturno Milanillos no sabe pero un día saquea la casa de un hacker. Según él lo hace exitosamente. Cuando regresa a casa las computadoras ya habían explotado; sus hijos ya se habían derretido.

  Saturno se extravía.

  Saturno se desorbita.

  Saturno se hiperluce. Escribe los tratados sin ver. A quien está viendo es a ti.

  Saturno se enamora.

  Saturno se aprisiona. No deja de verte. El vórtex negro lo absorbe. No hay escapatoria.

  Saturno Milanillos piensa en matarse.

SATURNO MILANILLOS

compró una navaja como a los catorce años
Jugaba a clavarla en los árboles
Había dicho que sólo era para defenderse
Había dicho que sólo era para asustar a quien quisiera aprovecharse de él
Sus anillos nunca lo habían defendido


Le gustaba pensar que los árboles eran inmortales
Le gustaba pensar que los árboles eran los seres más fuertes del universo
Debían serlo
  Aguantaban navajazos
Debían serlo

Saturno a los veintiún años no había querido estudiar nada
                        ni trabajar nada
Decía que todo era una mierda
Decía que nada tenía sentido
Decía que nada lo llenaba
Luego cumplió veintidós años y el muy pendejo tuvo dos hijos no deseados
La madre de Lucas y Arana murió con el vientre iluminado
Tenía tan sólo veinte años
Saturno deseaba ser un árbol


Árbol derretido

Luna luminosa

Antes de ser padre
                     Saturno intentaba robar autos
                              volar autos
Sólo una vez robó uno
Robó uno sólo una vez
                     Saturno una vez


                       A Saturno no le alcanzaba el dinero
         para darle de comer a sus hijos
Comenzó a asaltar personas

           Saturno
con su navaja
Comenzó a asaltar personas

           Saturno
            pero él no era un mal tipo
Le gustaba la literatura
       y las estrellas
Quería hacer un tratado sobre teoría literaria
           Saturno no lastimaba a nadie
Ni con su tratado ni cuando asaltaba personas
           Saturno sólo era un fracasado
                 y un flojo
                 y no sabía qué hacer

           Saturno juntó dinero de asaltar personas
       Compró un revólver muy viejo
    Le llamó a los únicos amigos que le quedaban
         y juntos
comenzaron a meterse a casas para sacar todo lo de valor en ellas
           Saturno creía que un collar de diamantes
                           no valía nada
           Saturno a veces se creía estar flotando
                        dentro de la nada
Una vez encontró una máquina del tiempo
               debajo de una almohada
El humo de la máquina lo volvió
          adicto de una bocanada

           Saturno viajando en el tiempo
           Saturno poseído
           Saturno desorbitado



           Saturno un día fingió que secuestró a alguien
             Consiguió mucho dinero
         Metió a sus hijos a un colegio muy caro
       Un colegio suizo-mexicano donde les enseñaban
           español, inglés, francés, alemán y sueco
       Nadie entendía para qué les enseñaban sueco
Pero lo que Lucas y Arana no entendían
 era la razón de que les enseñaran literatura en la escuela
Todo eso era muy aburrido
Ellos creían que la verdadera literatura debían ser los videojuegos
                             y no los libros
O al menos el código fuente de algún robot humanoide
    Lucas y Arana eran unos genios
    Unos malditos y diminutos genios
Al cumplir seis años
       juntos habían escrito el código de un videojuego
   donde el protagonista
           el lector
   mataba narcos
         << : : A  LOS  MÁS  GRANDES  CAPOS : :  >>
   en un mundo plagado de zombis biónicos
   imposibles de reconocer entre los humanos
   como nadie jamás lo hubiera imaginado
Al final
   el protagonista
               el lector
    resolvía el problema del ser
   eliminaba a las naciones
   a los estados
   a los estados-nación
   mataba a la democracia como hoy la conocemos
   los políticos dejaban de existir
   las personas dejaban de drogarse
   el mundo se fundía
   el mundo se unía
   había un resplandor
       un esplendor
       y llegaba una nueva era
Lucas y Arana habían salvado el mundo a los seis años
       Y hablaban sueco
       Y Saturno así estuvo
criándolos
durante algunos años
     años tranquilos
     años hermosos
       recordaría Saturno
Pero un día saquea la casa de un hacker
         El hacker se da cuenta en el momento
de que alguien ha entrado en su casa
         El hacker tiene su casa llena de cámaras
ocultas
        y de sensores hiperrealistas
            El hacker
        el habilidoso hacker
         el veloz hacker
con teclear diez veces en su móvil
       sabe todo de Saturno
Sabe dónde vive
 que tiene dos hijos
   y que sus hijos
     como todos los niños hipermodernos
       tienen ordenadores portátiles
           El hacker
       el ingenioso hacker
         el veloz hacker
     antes de que Saturno regrese a su casa
     hace que las computadoras de sus hijos
        < < : :  E  X  P  L  O  T  E  N  : : >
mientras ellos jugaban a matar narcos y políticos corruptos
mientras ellos jugaban a que existe una forma de cambiar al mundo
mientras Lucas y Arana salvaban al mundo
                     con eso que nunca lo salvará
                     con esa Literatura
                     con ese Arte
     que ellos segregaban
     que ellos vomitaban

Las computadoras de sus hijos explotaron
    mientras ellos editaban el código de su videojuego
Unas computadoras explotaron
    mientras unos niños jugaban

LO PRIMERO que le dijo la policía a Saturno
     fue que la explosión había sido
    seguramente
por una fuga de gas
Luego le dijeron que sus hijos
     seguramente
       ya habían muerto antes de las detonaciones
En la escena parecía que un helicóptero se había estrellado
       Ya jamás iba a poder crecer un árbol en esa tierra
       Ya jamás Saturno iba a poder regresar a su órbita


               Saturno fue quien llamó a la policía
                   y a los bomberos
                    y a una ambulancia
Todos lo hicieron esperar en la línea
mientras lo hacían escuchar una canción que hablaba del espacio
                   y las estrellas


           Saturno a veces ya no se acuerda
           de cómo lucía su casa
                luego de las detonaciones

A veces tiene que buscar las notas periodísticas para poder acordarse
Notas de mal gusto:

DOS NIÑOS MUEREN EN LA COLONIA ENSUEÑO
¡QUEDARON HECHOS MAGMA!
¡EL IMPERATIVO!
¡EL IMPERATIVO!
¡Lleve su periódico a sólo tres pesos!
¡EL IMPERATIVO!
¡EL IMPERATIVO!




               Saturno a veces ya no se acuerda
                luego de las detonaciones
           de cómo lucía su casa
       Cuando llegó ya estaba destruida


Vio el fuego
vio los escombros
   y no supo qué hacer
Durante cinco minutos nadie contestó sus llamadas
       La ambulancia no llegaba
Con sus anillos hirviendo destruyó los escombros
Desesperado
       buscó a sus hijos
         Sus hijos estaban derretidos
           Lucas y Arana derretidos
             Saturno se poseyó
             Saturno se dominó
             Removió la piedra
Pensó en enterrarlos en el patio
Quería que se volvieran árboles
             o flores
             Saturno quería ser un árbol:

Los árboles son los seres más fuertes del universo
Deben serlo
Aguantan navajazos
Deben serlo




Árboles luminosos
Lunas derretidas

             Saturno se volvió adicto
             a la máquina del tiempo









SATURNO MILANILLOS

pensó en suicidarse. La idea lo tentaba furiosa. Saturno sabía lo que pasaba después de un suicidio. También sabía que el ser y el tiempo eran un invento. Sabía que aunque su mujer y sus hijos habían muerto, ellos en realidad seguían con él. Saturno era un romántico. Y un soñador. También Saturno Milanillos creía que se había vuelto a enamorar. Aun así la idea de suicidarse no dejaba de coquetear con su mente. La enamorada era franco-mexicana. Creía que Saturno era un tipo raro, pero lindo. Saturno sabía lo que pasaba después de un suicidio. También sabía lo que hay detrás de una luna luminosa, pues él tiene sesentaidós lunas. Saturno creía que tenía una verga que no podía impactar a nadie. No entendía cómo alguien podía excitarse al tocársela. No entendía cómo una chica podía enamorarse de él. Y de su verga. Desde que era adolescente le decían que era un tipo guapo. En la calle los hombres también se le quedaban viendo. Saturno nunca le creyó a nadie que dijera cosa parecida. Él creía fervientemente que la razón por la cual se le quedaban viendo, era porque él es otro planeta y eso no suele ser bueno para los terrícolas.

  Saturno muchas veces recordaba a varios de sus amigos que se habían suicidado. A veces pensaba que entonces no tendría por qué estar mal matarse. Saturno Milanillos deseaba ser un árbol. Los árboles no se suicidan, se decía Saturno. Los árboles son tan fuertes que soportan que alguien se mate colgando de ellos.

  Saturno era un buen tipo. No quería lastimar a nadie. Quería escribir un tratado de filosofía del lenguaje y otro sobre teoría literaria. Mis más grandes ídolos se suicidaron, no tendría por qué estar mal matarse, se repetía Saturno.

    Saturno absorbido.

    Saturno abducido.

    Mil anillos de colores.

A VECES Saturno no aguantaba, tomaba la máquina del tiempo y regresaba al pasado. La habitación se llenaba de humo y se iluminaba con una luz negra. Sus anillos giraban loquísimos.

   Saturno loquísimo.

   Saturno perturbadísimo.

A Saturno le gustaba regresar a los días en los que Lucas y Arana estaban aprendiendo a hablar.
















1.1

¿QUIÉN ES Saturno Milanillos?
   ¿Es un planeta?
   ¿Es un planeta mexicano?
         ¿Europeo?
¿De dónde viene su apellido?
       ¿Qué le gusta hacer a Milanillos?
¿Por qué es tan famoso?
       ¿Qué hace de sus días? ¿Sigue vivo?
¿Está vivo?
¿Qué quiere hacer con esta vida?
           ¿Sobrevivir?
¿Quién es Saturno Milanillos?
       ¿Por qué quiere suicidarse?
¿Tiene un nombre inventado?
   ¿Es un tipo inventado?
¿Es alguien creado por la imaginación
               o la locura
               de alguien más?
       ¿Sí existe?
Debe existir
       Yo lo conozco
       Yo lo conozco
Debe existir
           ¿Hay vida en Marte?
           ¿Hay vida en Saturno?
           ¿Hay vida en Saturno Milanillos?
                Saturno Milanillos
            Mil veces Saturno Milanillos
        Mil veces pobre Saturno Milanillos
¿Por qué es tan famoso?
¿Sí existe?
    ¿Es un tipo inventado?
Su mujer muerta
Sus hijos muertos
   ¿Quién es el Hacker?
       ¿Quién es Veik?
           ¿Qué tiene que ver México con Moscú?
               ¿Quién es Saturno Milanillos?
                   ¡MIERDA!









AL OTRO día la noticia salió en casi todos los periódicos de Querétaro. En los nacionales sólo algunos lo mencionaron.

   << :: UNA CASA EXPLOTA EN QUERÉTARO. DOS NIÑOS MUEREN :: >>

   En algunas notas mencionan la irresponsabilidad de Saturno por dejar solos en casa a dos niños de nueve años. En otros culpan al gobierno. En otros instintivamente lo relacionan con el narco. En otros le echan la culpa a la humanidad. En otros, ciertamente pocos, culpan al arte (¿?). En Querétaro todos por un día hablaron de la casa de Saturno, pero nadie habló de él. En otra nota apareció una foto de la silueta de Saturno arrodillado, derrotado, ante su casa destruida. Nadie lo entrevistó. Nadie le pidió sus palabras. Nadie supo que él era el padre o el planeta de Lucas y Arana, los niños muertos.

   Todos hablaron por un día, en Querétaro, de la casa destruida de Saturno. En ninguna nota explicaban cómo fue que explotó la casa. Algunas personas que conocían a Saturno, como sus padres que ahora lo veían como un fantasma, le ofrecieron sus condolencias. Le decían que lo sentían muchísimo. Le decían: ¿Cuándo es el entierro? Nunca. No habrá. ¿Por qué? Los niños no creían en Dios. Se harán cenizas, y esas cenizas las esparciré por las calles del Centro. Todos a los que Saturno les decía esto se espantaban. Los asustados al otro día intentaban olvidarlo todo. Olvidar lo que le sucedió a Saturno. Olvidar a Saturno. Ignorar a un planeta. Olvidar la oscuridad y la tragedia de Saturno. Olvidar sus anillos. ¿Por qué habríamos de recordar algo gris? ¿Por qué alguien habría de pensar en Saturno? ¿Porque tiene mil colores? Tampoco Saturno. Tampoco Saturno pensaba en él mismo. Tampoco Saturno quería encontrarse a sí mismo. Tampoco Saturno pensaba en Saturno, pues sentía que ya no quería seguir existiendo. Tampoco Saturno pensaba en sí mismo porque ya ni siquiera sentía que seguía existiendo. Lo que sentía era que en su mente había un torbellino. Un torbellino negro de mercurio negro. Un huracán de Mercurio, de Urano, de Saturno, de Saturno negro. O blanco. ¿Cómo podría pensar en otra cosa si había un huracán en su mente? Lo único que podía hacer era intentar sobrevivir y eso ya había dejado de tener sentido. Sus hijos habían muerto. Saturno Milanillos pensó en suicidarse. Mil anillos de colores.

SATURNO MILANILLOS mató a su mujer. Él fue quien la embarazó. Él fue quien provocó su muerte. Él y sus huevos. Él y su instinto animal. Animal de otro planeta.

   A Saturno Milanillos le gustaba hablar de él en tercera persona cuando estaba solo. Saturno sólo escribía apuntes de sus tratados filosóficos cuando estaba solo. A Saturno Milanillos le gustaba hablar de él en tercera persona cuando escribía. Los apuntes de sus tratados de teoría literaria, de filosofía del lenguaje, de filosofía del ser, de la nada y del tiempo parecían un poema. Un poema viendo a la noche. Saturno viendo a la noche. Saturno flotando en la noche y huleando sus anillos de colores.

   En las noches Saturno siempre se culpaba de todo lo malo que le había pasado en su vida. Se decía: ¡Tenían que ser mis huevos y yo, mis huevos y yo! También recuerdo que a veces le preguntaban cuántos anillos tenía. Él siempre respondía que treintaidós levitando sobre su cabeza, otro metafísico en el pene, seiscientos sesentaidós girando alrededor de su cintura, girando alrededor de su centro, cuarentaidós girando adentro de sus ojos, noventa colgando de su cuello, dieciséis atravesando su lengua, ciento cincuenta y cuatro alrededor de todos los dedos de su cuerpo, y tres dentro de él.

   Había personas que querían robarle los anillos a Saturno. Sin embargo era imposible arrebatarle alguno. Saturno siempre decía que el único que se podía quitar era el del pene, pues era un anillo metafísico y a veces se lo quitaba porque le dolía cuando se excitaba. Pero no le dolía tanto como pensar que por su culpa había muerto su mujer. ¡Tenían que ser mis huevos y yo, mis huevos y yo!, no paraba de decirse. Saturno siempre decía que el único anillo que se podía quitar era el del pene, pues era metafísico y a veces se lo quitaba porque le dolía cuando se excitaba. Pero no le dolía tanto como pensar que por su culpa habían muerto, en especial, Lucas y Arana. Sus hijos. Mis hijos.

   En la noche Saturno siempre se culpaba de todo lo malo que le había pasado en su vida. En la noche Saturno siempre veía las estrellas. Les sonreía. Se reía. Treintaidós dientes de colores.
















1.2



¿CUÁL ES la historia de este libro?
¿Que Saturno Milanillos compró una pinche navaja?
¿Que el pendejo de Saturno Milanillos se quedó trágicamente solo?
¿Que el pusilánime de Saturno Milanillos se quiere suicidar?
¿Qué cuenta el libro?
¿Qué propone?
¿Es poesía?
¿Es filosofía?
¿Sí es un libro?
¿Qué es un libro?
¿Qué es el ser?

Saturno Milanillos es un tipo de Querétaro
                           de esa ciudadela acartonada
que (no) necesita que alguien lo comprenda
¿A Saturno le gustaría encontrar a alguien que lo comprenda?

Saturno Milanillos es pobre
Es un bajo clase mediero de México
Un mediocre
Un flojo
Pero un genio
Un genio loco suicida
Pinche Saturno
Pinche puto
Pinche planeta hombre luminoso

Saturno intentaba robar autos en su adolescencia
Eso todo el mundo lo sabe
El único que logró robar fue un Chrysler azul tormenta
Logró robarlo porque encontró las llaves pegadas al auto
Sin darse cuenta
   como si en ese momento estuviera drogadísimo
                          iluminadísimo
Saturno ya estaba sentado ante el volante
 Se cagaba de miedo
     mientras manejaba por las calles de Querétaro
   con un auto azul robado
Temía que las cámaras de la ciudad
             de la ciudad Q
                 vislumbraran su rostro
   Se fue a Satélite a intentar vender el auto
   por el diez por ciento de su valor en el mercado
Le fue difícil encontrar Satélite
No se acordaba cuál de todos era
Estaba confundiendo aquella parte de la ciudad
 con los sesentaidós satélites naturales que giran a su alrededor
Estuvo horas intentando vender el Chrysler azul lluvia furiosa
Le decía a todos los dueños de lotes de autos usados
 que su madre estaba en el hospital
 que venía de Honduras
 que la tenía que salvar
 que necesitaba diez mil varos
           diez mil morlacos
                 para salvarla
Nadie le creía absolutamente nada a Saturno
Todos le pedían los papeles del auto
No los tenía
En el auto sólo estaba
     la tarjeta de circulación
     el manual
   varios discos piratas de música que hablaban de narcos
                                  de muertes
                                  de desamores
y una MacBook

Hasta que llegó el atardecer Saturno se sintió mal por haber robado el auto
                             por haber robado
                             el Chrysler lluvia furiosa
En ese tiempo no necesitaba realmente dinero
Se dio cuenta de que no tenía sentido robar autos
Lo que le gustaba en realidad era la adrenalina
Pero ahora que ya tenía el auto robado
                        no sabía qué hacer con él
Saturno se cansó de pensar que ahora era un criminal
Y también se cansó de intentar vender el Chrysler tormenta
                        ;el Chrysler precipitación rabiosa
Así que Saturno tomó la MacBook
Se conectó a internet en un café
Entró al correo electrónico del dueño
                        y desde ese perfil
           se envió un mensaje a sí mismo
 con la ubicación del auto
Antes de irse limpió sus huellas con la luminosidad de sus anillos
Regresó a su casa en taxi
Lloró toda la noche
Se quedó dormido en lágrimas
En ese tiempo Saturno aún tenía diecisiete años
             aún vivía con sus padres
Por la mañana sus padres entraron a su habitación
Lo habían escuchado llorar toda la noche
Esa mañana le dijeron que no se preocupara
               que no se preocupara por nada
               ni por el futuro
               que llorar estaba bien
               que ya llegaría el día
 en el que sabría qué hacer de su vida
Saturno tan sólo tenía diecisiete años
Sin embargo el hecho de ver a sus padres lo hizo sentirse peor
Se acordó de que los engañaba diciéndoles que
                            toda la semana
asistía a un diplomado de estudios sobre la percepción que ellos le pagaban
Ellos siempre apoyaron la (supuesta) genialidad de Saturno
Y Saturno se sintió peor
 porque pensaba que ya sabía qué quería hacer de su vida:
Robar autos
Robar autos no es lo mismo a cuando lo hacía Rimbaud
 se dio cuenta Saturno
           Saturno agobiado
           Saturno humillado
           Mil anillos de colores

Luego de unos meses de eso
         Saturno mejor se despidió de su familia
         No quería ser una carga
A su madre le dio un beso
A su padre le escribió una carta
A sus hermanos les hizo un dibujo ininteligible lleno de color
                                       mil anillos de colores
 y se fue a vivir solo a la ciudad México
El único libro que se llevó
   fue uno que hablaba de árboles
                    Árboles en otros planetas









SATURNO IBA al panteón cada dos semanas. Siempre compraba flores. Las flores siempre morían a los diez días. Saturno no quería que sus hijos dejaran de ver flores aunque ellos ya estuvieran muertos. Le gustaba pensar que ahora ellos eran flores. Pensar eso también lo hacía llorar. Saturno Milanillos siempre lloraba en silencio cuando iba al cementerio. Las tumbas de sus hijos eran montículos de tierra con letreros de madera. Decían Lucas Milanillos (2006-2105) y Arana Milanillos (2006-2015). Saturno amaba que el grafista le haya aumentado noventa años de vida a Lucas por equivocación. Saturno siempre lloraba cuando iba al cementerio. Lloraba en silencio. Simplemente dos o tres lágrimas. Saturno nunca se las limpiaba. Su mujer no estaba enterrada en ese cementerio. Ni en ningún otro. Ella estaba en el aire hecha polvo.
Saturno ya no lloraba por ser viudo.
Se había vuelto a enamorar.
Saturno nunca se limpiaba sus lágrimas.
Se morían solas luego de un rato.
como las flores.
como los hijos.
Una vez un niño que corría entre las criptas.
le preguntó que por qué sudaba por los ojos.
Saturno le contestó que los ojos se tienen que ejercitar a diario.
Le dijo que uno debía tener la mirada fuerte.
Le dijo que la vida es dura.
Le dijo que nunca viera a la vida directo a los ojos.
Le dijo que la vida pesa más de cien toneladas.
Le dijo que la vida es un espejo.
El niño no escuchó nada de lo que dijo Saturno.
Él sólo miraba a sus anillos moverse.
Mil anillos de colores









SATURNO MILANILLOS dejó por un tiempo la idea de suicidarse. Decidió escribir sus tratados de una vez por todas. Organizar notas que comenzó a escribir desde los diez años. Organizar sus últimas palabras. Saturno Milanillos decidió escribir sus tratados. Ya se podría suicidar después de haberlos escrito. La única condición que se puso fue que los tendría que destruir antes de que alguien los leyera. Lo importante era escribirlos, no que se leyeran. Lo importante era matarse: suicidio planetario, pensaba Saturno en pantalla grande. Extrañamente a sus tratados les puso como título su nombre, o más
bien no les puso título sino sólo su nombre:
SATURNO MILANILLOS
Sintió que era el título de un poema
Luego escribió durante meses
Se fue a Europa
Chloé estaba en Europa
La franco-mexicana estaba en Europa
La chica de la que se había enamorado
La persona que le daba vida
La chica que había conseguido que se volviera a enamorar
Su pretexto
Un día Saturno tomó su libreta negra de apuntes
Pasó todo a su ordenador
Pasó cincuentaicinco horas sin dormir
Sin dormir acomodando todos los apuntes
todas las notas

A Saturno no le importaba que sus tratados
no fueran capaces de ser entendidos por alguien más
Nadie los iba a leer
¿Por qué habría de preocuparse por eso?
Se suponía que ni tú los ibas a leer
Tú tampoco le importas a Saturno
¿Queda claro?
Nadie
Ninguno
A Saturno sólo le importaba que él los entendiera
Sólo él era el lector de sus tratados
pues después de escribirlos los destruiría

Cuando terminó de pasarlos a la computadora
se sintió como el nuevo Aristóteles
el nuevo Spinoza
el nuevo Descartes
el nuevo Kant
el nuevo Wittgenstein
el nuevo Heidegger
el nuevo Sartre
el nuevo Derrida
el nuevo Žižek
el nuevo Saturno
el nuevo planeta
Ahora los había destruido a todos con sus tratados
Ahora había destruido todo el Sistema Solar
La ciencia ahora tendría que corregir muchas cosas
La humanidad ahora tendría que leer a
SATURNO MILANILLOS
Sólo a SATURNO MILANILLOS
desde que se aprende a leer
Pensar esto le dio mucho miedo a Saturno
Sintió que se estaba volviendo loco
Pero ¿cómo saberlo?
¿Cómo?
¿?









OTROS SE han suicidado por menos
No debía estar mal matarse
se repetía
Saturno
Saturno poseído                   Saturno absorbido
Saturno abducido
Mil anillos de colores
Saturno viajando en el tiempo

Saturno Milanillos una vez fingió que secuestró a alguien. En realidad fue un accidente. La semana anterior había perdido su celular y ahora usaba los viejos teléfonos públicos. Salió de su casa y marcó mal el número de una tipa que adoraba a sus hijos pero que Saturno sólo le llamaba cuando tenía ganas de coger. Le contestó una señora llorando. ¡Te daremos los diez millones pero no le hagas daño! Saturno no sabía a qué se refería. ¡Los quiero ahora!, gritó Saturno divertidísimo. ¡Sí, sí!, ya los tenemos. Te los podemos dar de una vez, ¡pero no le hagas daño! ¡Por favor! Está bien, dijo Saturno. Metan todo el dinero en una bolsa negra. La bolsa debe tener basura. Combinen el dinero y la basura, y luego dejen la bolsa en el Blockbuster de los Arcos. Después vayan al Ecocentro y ahí habrá una maleta azul. Adentro de la maleta habrá una nota que les dirá lo que deben hacer después. Háganlo ahora si quieren que no le haga daño, y colgó Saturno. Saturno se reía. Saturno se poseía. No creía que lo que acababa de pasar fuera en serio. Maldito Saturno insensible. Maldito Saturno idiota. Con eso no se juega.

   Saturno se fue a los Arcos. La curiosidad lo mataba. Desde el otro lado de la calle vio cómo un señor dejaba una bolsa negra de basura. Volteaba a ver a todas partes. En la calle no había nadie. El señor dejó la bolsa y se subió a un BMW. El BMW despegó hasta el espacio. Saturno temió que aquel auto fuera a darse cuenta de que él estaba desorbitado, de que en realidad no estaba en su posición, entre Júpiter y Neptuno, sino en los Arcos. Pensó en perseguirlo, pero en eso recordó la bolsa negra de basura, recordó que no importaba si alguien se daba cuenta de que él en efecto era Saturno –el planeta luminoso–, y se quitó la playera. También se quitó los zapatos, los calcetines, y aventó todo a las ramas de un árbol. Luego se embarró en el asfalto y sin darse cuenta ya tenía la bolsa negra entre los dientes. Un empleado del Blockbuster salió. Había visto cómo el señor del BMW había dejado aquella bolsa negra. Miró a Saturno. Pensó que Saturno era un vagabundo. Saturno no se había rasurado en más de un mes. Miró a Saturno y a la bolsa negra. La bolsa negra olía a mierda; la bolsa negra olía a dinero. Saturno lo retó con la mirada. Le mostró sus colmillos. Lo rodeó. Lo olió. El tipo temblaba. El tipo se tambaleaba. El pobre empleado del Blockbuster. El pobre diablo empleado del Blockbuster. Saturno sacó su navaja. Siempre la traía en el culo. El tipo se orinó en los pantalones. No. No. No me. No. No por favor no. No me hagas daño. Saturno se echó a reír. Luego salieron otros dos empleados. Uno traía una escoba. Saturno se fue corriendo en cuatro patas con la bolsa todavía prensada en el hocico. Regresó por sus zapatos y su ropa. Se despidió del árbol con un beso.

   Luego de un rato regresó a su casa. El teléfono público del que había llamado ahora estaba repleto de policías. Saturno se volvió a quitar los zapatos. Esta vez creyó que para siempre. Se colgó la bolsa de basura en la espalda. Pasó campantemente a un lado de los policías mirando el suelo. No pos ¿y ahora qué? Aquí no vamos a encontrar nada, jefe. Vamos a quedarnos un rato y luego nos vamos. No perdemos nada. Pero si la niña ya apareció, comandante. Pues sí, pero esos varudos no soportan la idea de perder ni un solo peso, imagínate ahora con diez millones, decían los puercos. Decían los puercos morenos. Si por eso son varudos, tanto les importa el dinero, tanto les importa.

   Saturno entró a su casa. Lucas y Arana se asustaron. La casa olía a marihuana. ¿Qué te pasó, papá? Nada. Saturno se metió al baño. Se puso a llorar. Quiso ir por su máquina del tiempo para que jamás nada de esto hubiera pasado. Luego pensó en sus hijos. ¿Seis años y ya fuman mariguana? Eran unos malditos genios. ¿De dónde la habían sacado? En la escuela en donde están no van a poder explotar sus capacidades, se lamentaba Saturno. Ahora se daba cuenta. Saturno exaltado. Saturno excitado. Mil anillos de colores.

   Saturno salió del baño con los pantalones abajo y dijo: niños, disfruten de su última semana de vacaciones de verano. La primaria será muy diferente ahora. Los meteré a un colegio muy caro. Olviden que es un colegio muy caro. Los meteré a un colegio que en tan sólo un día sabrán más cosas que yo. Lucas y Arana estaban pachequísimos. Creyeron que su padre se había vuelto loco. ¿Es en serio? Sí, ¡miren!, me encontré esta bolsa. ¡Está llena de dinero! Abrió la bolsa y había cincuenta pañales enumerados. Pero si esto es pura caca, papá. ¡No! ¡Miren! Saturno abrió uno de los pañales. En cada pañal había doscientos billetes de mil pesos embarrados con mierda. ¡Guácala!, dijeron los niños. ¿Qué más da?, es lo mismo, dijo Saturno poseído. Saturno divertido. Saturno inducido. Mil anillos de colores.









SATURNO SE enamoraba y no le importaba exponerse. No le importaba nada en realidad. Sólo escribir sus tratados y luego destruirlos. Nunca nadie jamás leerá esto, ¡jajajajajá!, se reía Saturno y comenzaba a bailar con su navaja en la mano. La lanzaba al aire y la cachaba sin importar si eso lo llegara a cortar.

Saturno se estaba volviendo completamente loco hasta que se volvió a enamorar. El amor lo salvó, o le dio a su locura otro sentir. Otro sentido. Sentido. Sí, Saturno bailaba sentido todas las noches en su habitación. Sentido con la vida. Sentido con la vida que le había arrebatado a sus hijos.

El hacker, el hacker narco, el narcohacker, no debía ser un mal tipo, pensaba Saturno. También a veces pensaba que el hacker no debió haber hecho cosas muy malas por sí mismo, sino porque lo debieron haber obligado. Saturno a veces le gustaba pensar cosas inocentes. El mundo podía ser el mismísimo infierno y Saturno se divertía pretendiendo lo contrario.

Saturno cada vez que veía a Chloé se volvía loco. No podía dejar de mirarla. No podía dejar de estar cerca de ella. Había un enorme campo magnético, electromagnético, que lo jalaba inexplicablemente. Un inmenso campo de fuerza negra que atraía a Saturno. Un inmenso campo gravitacional que lo hacía rotar alrededor de una mujer. ¿Lo imaginas? ¿Un planeta girando alrededor de una sola mujer? Imagínalo. Imagina al enorme de Saturno con sus sesentaidós lunas y sus mil anillos.

Saturno Milanillos

Saturno no entendía por qué se había enamorado así. Saturno en la única cosa que pensaba era en matarse. Y en sus tratados. Y en Chloé. Todo lo demás, su pasado, su mujer muerta, sus hijos muertos, Arana muerto, Lucas muerto, todos, todo, lo hacían experimentar una sensación de vorágine. Se estaba volviendo un desquiciado. Un loco. Saturno genio loco suicida. En cualquier momento se mataría. En cualquier momento se iba a morir. Tenía que terminar sus tratados. Tenía que cogerse a Chloé. Saturno rotando alrededor de una mujer. Un planeta. Un güey.

Saturno Milanillos pensó en suicidarse
La idea lo tentaba furiosa
Saturno navaja
Navaja Saturno
Saturnino
Panino
Saturno una vez fingió que secuestró a alguien
Saturno tenía miedo de girar alrededor de una mujer para siempre
o para el resto de su existencia
Saturno creía que se estaba muriendo
Saturno empezaba a escribir sus tratados todos los días después del atardecer
Los escribía en tercera persona
Saturno siempre escribía en tercera persona
Saturno sólo escribía sus tratados cuando estaba solo
Saturno sólo hablaba de él cuando escribía
















1.3




   ¿QUÉ SIGNIFICA Saturno?
¿Cuál es la significación de Saturno?
    ¿Qué es Saturno?
   ¿Quién es Saturno?
¿Cuál es su esencia?
 ¿Humana?
 ¿Planetaria?
¿De dónde sacó sus anillos?
   ¿Por qué Saturno?
    ¿Cómo Saturno?
     ¿Saturno, el planeta?
   ¿El miserable?
¿El Dios?
¿Qué son estas letras?
¿Quién está escribiendo esto?
  ¿Yo?
 ¿Saturno?
  ¿Tú?
   ¿Quién es Saturno Milanillos?









SATURNO SE odiaba a sí mismo. Por eso amaba a la franco-mexicana. Por eso amaba a Chloé: ella le decía que lo amaba hasta en los momentos en los que él más se odiaba. Saturno creía que Chloé lo amaba mucho más de lo que él se amaba a sí mismo. Gran error de Milanillos. Sus anillos lo cegaban. Saturno creía que en cualquier momento su último impulso de energía para escribir los tratados iba a terminarse como todo en su vida había dejado de irradiar luz. ¿En qué momento sería eso? ¿Cuándo iba a dejar de hacerlo? ¿Cuándo iba a dejar de escribir para luego matarse? Se decía: ¿te sigue gustando escribir tratados filosóficos que parecen poemas? ¿O ya pasó como todo en tu vida?
Niños muertos
Mujer muerta
Todos muertos
Mi influencia
Mi descuido
Saturno perro lobo enamorado
Saturno perro gato posesivo
Saturno perro alacrán derrotado
Mil anillos de colores









¿POR QUÉ a Saturno le pesaba tanto que nadie se interesara por él, que nadie se preocupara realmente por su vida, o más bien que nadie centrara su vida en él? Estaba tan acostumbrado a que cosas giraran a su alrededor. Tenía desde hace tanto tiempo a sus sesentaidós lunas y a sus mil anillos. Anillos de colores. Lunas luminosas. Me voy a morir y el mundo seguirá siendo el mismo. Qué tragedia. Qué derrota para su mente egocéntrica. ¿Por qué Chloé se iba a Tailandia? Él había cruzado medio mundo para estar con ella. Y para escribir sus tratados. Sin ella nunca podré terminar mis tratados, se repetía Saturno. Sin ella ya me hubiera matado. Sin ella no podré matarme. ¿Por qué Chloé no se quedaba con Saturno? Saturno quería robarle el combustible a la nave de Chloé para que no regresara a la Tierra y se quedara en él, para que se quedara en Saturno. Quería que no se fuera a la Tierra y mucho menos a Tailandia. El dolor de la muerte de mis hijos hará que me mate, ¿o no? Debería matarme por ese dolor. Es lo justo. Si no nada tendrá sentido. La idea de suicidarme no termina por convencerme. Aunque otros se han suicidado por menos. No debería estar mal matarme, se repetía Saturno. Saturno absorbido

Saturno abducido
Mil anillos de colores
Lunas luminosas
Tumbas
Cráneos
El espacio
El universo
Tetas operadas
Masturbaciones
Pornografía
Orgasmo
Origen de la vida
Origen de Saturno
Saturno Milanillos
Saturno no quería que Chloé dejara Francia
No quería que lo dejará a él
Quería que lo más importante en su vida
fuera él
Saturno le confesó que lo único que ahora le importaba
era ella
Que no lo comprendía
Que ella había salvado su vida
Que quería que nunca dejara de ser una de sus lunas
Saturno le dijo a Chloé que ella no sabía lo que hay después de un suicidio
Que se lo decía en serio
Que se lo decía en serio
Que no le convenía saberlo
Que no se fuera
Que no lo dejara
Chloé empujó a Saturno al suelo
Le gritó que era un pendejo
Que lo odiaba
Que la vida no era así
Que él no entendía nada
Y en ese momento Chloé tomó su maleta
y se fue al aeropuerto
Saturno
Saturno
Saturno
Saturno nada
Saturno mierda
Le dieron ganas de llorar a Saturno
pero se aguantó
y se fue con su mochila a encontrar a alguien
que lo pudiera llevar al norte de Francia
o quizás hasta Londres
para terminar sus tratados
y luego matarse









SATURNO ESCRIBÍA en su libreta de apuntes: Escribir el proceso de los tratados y escribir los tratados y analizar los tratados en los tratados mismos y salirse de los tratados y en realidad no escribir los tratados y aventarse al abismo en los tratados y que los tratados en realidad sean poemas o una novela y jurarse que voy a destruir los tratados cuando los termine y escribir unos tratados dentro de los tratados dentro de una novela o un largo poema y que los tratados sean abiertos y cerrados y que sean cortos y totales y sin importancia alguna y que sean capaces de cambiarle la vida a alguien o de que alguien se enamore de mí o de que alguien me odie y que los tratados se quemen y se tiren sus cenizas a la basura y que alguien vomite al leer esto o que se masturbe o que se drogue y que nadie comprenda nada y que se deconstruya y se reconstruya esto al derecho y al revés y que floten vuelen y vivan los tratados y al final los extermine y que los tratados y yo seamos uno mismo. Saturno siempre escribía de él en tercera persona.









SATURNO MILANILLOS es un romántico
Se enamoró muchísimo
           Como un loco
Eso todo el mundo lo sabe
     Se enamoró como un loco
                  de la madre de Lucas y Arana
Saturno padremadre de sus hijos
Saturno tocaba el piano en su mente
           cuando se sentía triste
Y cada vez que recordaba que la luna terrestre
           se separa de su amada Tierra
           tres centímetros cada veintiocho días
La luna terrestre es del tamaño
              de una de las lunas de Júpiter
     Es enorme
 Es igual o más grande que las lunas de Saturno
No podemos con ella
No podemos con nada
 Saturno compró una navaja
Sólo era para defenderse
Sólo era para defenderse
 Saturno Milanillos compró una navaja

SATURNO SABÍA que todo siempre podía estar peor. Ahora Chloé debía dejar México. Ahora Chloé debía regresar a Francia. Saturno estaba enamoradísimo. Como nunca. Como jamás lo estaría nunca. De sus tratados llevaba treintaitrés páginas. Esas páginas eran tan sólo la pura introducción. A Saturno le gustaba llamarle presentación a la introducción. Le gustaba pensar que de esa forma abría el telón. Le gustaba pensar que de esa forma empezaba la película. Sus tratados comenzaban con que Saturno había decidido suicidarse y con que había comprado una navaja. Saturno cuando estaba solo le gustaba hablar de él en tercera persona. Saturno sólo escribía sus tratados cuando estaba solo. Ahora ¿qué iba hacer Saturno sin Chloé? Saturno quería irse a Europa con ella para así poder terminar sus tratados de filosofía del tiempo, del lenguaje, de teoría literaria y del ser. Saturno creía que se podía hacer una ontología del accidente y no sólo del ser en tanto que ser. Aunque de eso nunca habla mucho Saturno. Dice que nadie lo entendería. Dice que tendría que morirse para que alguien tome en serio todo lo que dice. Por eso también destruirá sus tratados antes de matarse. No busca que alguien lo entienda. Sin embargo, incluso a veces duda de la razón de escribir sus tratados para acto seguido desintegrarlos. A veces le dan ganas de matarse y ya. Así. Sin más. Mejor así. Mejor. Pero no podría irse sin haber hecho lo más divertido de toda su vida. Lo único que le faltaba por hacer y que sentía que valía la pena esperar. Robar coches, saquear casas, asaltar personas, coger, tener hijos, fingir un secuestro, eran cosas divertidísimas, pero no tanto como escribir tratados ininteligibles y engañar a todos. Escribir tratados que sean poemas y que sean totalmente falsos. ¡Mentiras! Nada tan divertido como eso. Nada como eso. Después ya podría ser como Lucas o Arana. Después ya podría ser un muerto, o un posible suicida exitoso. La verdad histórica de la policía era que, antes de un atardecer de marzo, en Querétaro, estalló una casa no porque dos computadoras explotaran, sino porque dos niños, conscientemente, abrieron las llaves del gas, cerraron todas las ventanas, todas las puertas, y esperaron hasta los últimos segundos antes de desmayarse para encender un cerrillo. Después Saturno ya podría ser como sus hijos. Un muerto; un suicida exitoso. Para la policía el hecho de que los ordenadores portátiles de los niños explotaran, fue debido a una explosión anterior. Saturno no sabía qué pensar. Ahora podría matarse, eso era seguro. Ahora podría matarse o dejarse morir luego de engañar a todos con sus tratados. Saturno a veces dudaba de la razón de escribir sus tratados para acto seguido destruirlos. Quizás eso era lo más divertido. Ahora Saturno debía escribir sus tratados. Saturno debía largarse a Europa. Chloé era lo único que le daba vida. Ahora Saturno debía cumplir con su final.









SATURNO MILANILLOS era como un parásito existencial. Se amarraba a las personas, a las cosas, para sobrevivir. Era una ameba. Un hongo. Una bacteria. Un planeta.

   Saturno estaba tan débil. No podía con la pérdida de Lucas y Arana. Su mujer murió iluminada. Eso al menos consolaba a Saturno. ¡Qué luz!, se decía. Cuando pensaba en su mujer muerta la música no entraba en sus oídos. Eso debía ser peor que llorar.

¿Dónde está la música?
¿Dónde?
se preguntaba Saturno
¿Dónde está la música?
Ser es percepción
Destruir todo lo que conoces
Destruir todo lo que crees
Ser no es percepción
¿La música dónde está?









LA CLARIDAD de estos tratados no radica en sus letras, sino en las ideas detrás de ellas. Sin embargo, la configuración o el acomodamiento de estas letras, de estos tratados, es indescifrable para cualquier otro que no sea yo. Todos entenderemos otra cosa al leer esto. Todos creerán que todo esto no es nada nuevo. Todos creerán que ya habían pensado todo esto antes de haberlo leído. Esto no es relativista. El mundo es el mundo. Fin del mundo. No te dejes llevar por el fin. No te dejes llevar por el fin de esta historia, por el fin de este escrito. No hay final. Cada frase es un final. A veces no. Lo que quiero decir es que esto no es un infinito, y que no te dejes llevar por el final. El final de Saturno. El inicio es un final. El final es otro. Esto no es relativista. No te dejes llevar por el final de la vida de Saturno, ni de nadie más. Si vieras cada día, cada frase, independiente de todos los demás días, de todas las demás frases, encontrarías belleza en demasía. No hay final. Nadie verá el final. Ni el inicio. Círculos finalistas. Medallas. Pódium. Gritos. No hay final. No hay ganador. Si vieras cada frase independiente de la última, ni siquiera pensarías en la última. Ni el último día. El último no. No. No. No. No definirías una vida por su final ni a un día por al que le sigue ni por el que le viene. No hay final. No hay final en Saturno Milanillos. No hay final en mí ni en nada. Uno se muere, o se mata, sin darse cuenta. No hay final. Por favor, te lo suplico, deja de creer en los finales, escribía Saturno con tinta negra.









VIKTOR VEIK estudiaba Ciencias en la Universidad de Moscú. Se pasaba sus días entre libros y artículos de física, química, biología, inteligencia artificial, astronomía, armas, entre otros. Artículos de alta tecnología. Libros que se desdoblaban a sí mismos. Experimentos enfermos. Teorías completamente dementes. También a ratos leía poesía para distraerse. Poesía de Mayakovsky. Le gustaba aprenderse los poemas que hablaban de putas. Con sus amigos Veik fabricaba drogas duras. DMT, LSD, MDMA, meth, heroína, cocaína o sustancias parecidas. Sustancias modificadas. Potencializadas. Hacían una gran tanda de drogas coloridas una vez cada seis meses y se las vendían a sus profesores y a sus compañeros de la Universidad. Sólo ahí adentro. Si en la calle alguien se enteraba de su negocio los pulverizarían. Para ellos era más fácil hacer drogas que hornear galletas. Eran unos malditos genios. Sin embargo la verdadera pasión de Veik era encontrar la forma de destruir barreras de realidad. Barreras espaciales. Barreras dimensionales. Soñaba con publicar el dibujo de un virus en las redes sociales y que cada computadora que lo proyectara se infectara. Quería hacer que todas las computadoras se volvieran zombis para que luego el virus lleno de plasma se saliera de la pantalla y convirtiera a todas las personas en zombis suicidas. O en superhombres. La guerra se aproxima, se repetía Veik en su mente. El fin se aproxima. Al enemigo hay que destruirlo desde su página de Facebook. El Internet será un cementerio. Todo tiene que ver con el Sistema Solar, con el Sol, con la armonía del Sistema Solar, con la armonía del universo. Se puede controlar la dirección de todos los planetas. Los anillos de Saturno son la prueba. Los anillos de Saturno. Saturno y sus mil anillos. Mil anillos de colores. Los colores son la prueba. El fin se aproxima, se repetía Veik siempre que se tragaba varias drogas al mismo tiempo.

   El párrafo anterior nada más me confundió más, se decía Saturno. ¿Quién es el hacker? ¿Quién es Veik? ¿Qué tiene que ver México con Moscú? ¿Quién es Saturno Milanillos?

¡MIERDA!









CUANDO SUS hijos todavía vivían, Saturno todos los días usaba calcetines de colores. Saturno Milcolores. Todos sus pantalones eran brincacharcos. Le gustaba que al caminar sus calcetines resaltaran. Los martes usaba sus favoritos. Eran los colores exactos que tenían sus anillos.

Saturno era tan feliz viendo a sus hijos crecer. La vida era tan bella. Saturno no necesitaba de mucho para sentirse bien. Lo único que le hacía falta era un mejor trabajo. Lo único que necesitaba era más dinero. Cuando sus hijos ya iban a entrar a primaria se dio cuenta de que tendría que hacer algo más. Ya trabajaba todo el día como el tipo que te hace los rayos x y en un estudio de fotos llamado Cosmocolor Fotografía Digital. Aun así el dinero no le alcazaba. Comenzó a asaltar personas, Saturno, con su navaja. Le seguía gustando clavarla en los árboles. La primera vez que asaltó a alguien fue un accidente. Había sacado su navaja para encajarla en un árbol inmortal. Un tipo que pasaba se dio cuenta de que Saturno traía una navaja y simplemente le aventó su cartera. Gritó: ¡es todo lo que tengo!, y se echó a correr. Saturno se puso a reír. En su cartera había tres mil pesos. Pensó que al fin podría dar el enganche para los ordenadores que querían sus hijos. Unas MacBook Pro. Revisó los precios al otro día y se dio cuenta de que aún no le alcanzaba ni para unas laptops mini. Las Macs costaban más que cualquier otra cosa que Saturno había comprado en su vida. Decidió que podía volver a intentar sacar su navaja en la noche para ver si alguien le volvía aventar su cartera. Todavía usaba sus calcetines de colores. A la noche siguiente todo le salió a la perfección. En dos meses había conseguido veinte mil pesos sin hacer nada más que sacar su navaja milenaria. Milanillinearia. A veces Saturno luego de asaltar gente en Jardines de la Hacienda, Juriquilla, o el Centro, se ponía a bailar Dancing in the rain aunque no estuviera lloviendo. Los martes usaba sus calcetines favoritos.
Tenían los colores exactos de sus anillos.









VIKTOR VEIK sabía que tendrían que pasar muchos años para que pudiera lograr lo que quería. Lo más que logró hacer fue que una computadora explotara con tan sólo presionar un botón. Las computadoras al menos tenían que haber sido fabricadas en el año 2012, si no jamás explotarían. Veik logró hacerlo el día que lo dejó su novio. El tipo lo había dejado por su mejor amigo. Se cogían desde hacía tres semanas. Viktor los descubrió en la ducha. Quería matarlos. Nadie podía aconsejarle que no lo hiciera. Nadie en todo Rusia sabía que era homosexual. Y por eso, en efecto, intentó matarlos. Por suerte no lo logró. La segunda y tercera computadora que logró explotar fueron las de ellos. Ellos no estaban en casa. Habían ido al departamento de Viktor a dejarle un girasol. Un girasol: una flor casi imposible de encontrar en Moscú, y más en invierno. Veik lloró toda la noche. Se sentía una mierda. Había intentado matar al amor y al mejor amigo de toda su vida. Quiso borrar el software que había desarrollado en tan sólo tres días para explotar ordenadores. Le fue imposible. Un hacker lo había detectado y ya había entrado a su computadora. Ahora su software había sido multiplicado un millón de veces. Se golpeó el rostro. Comenzó a odiarse profundamente. Pronunció las palabras más horribles que se pueden decir en ruso. Se tragó todas las pastillas que encontró en su departamento. Pasaron un par de minutos y Viktor no sintió nada. Después de un rato alucinado se desesperó y quiso tirarse por la ventana. Antes de lograrlo cayó al suelo desmayado. Estaba completamente drogado. Durmió durante tres días. Cuando despertó se arrastró al inodoro y bebió agua como un perro. El agua sabía tan deliciosa. Le recordó al olor del ano de su amado. Después de varios intentos logró ponerse de pie. Entró a Internet. Varios ordenadores ya habían explotado en todo el mundo. Había creado una nueva bomba molotov. Un nuevo revólver. La bomba molotov del siglo XXI. Era más barato conseguir su software que comprar una navaja. Viktor se quiso sacar los ojos. No pudo. Golpeó la pared. No fue suficiente. Tomó unas tijeras y pensó en cortarse una oreja. Se acordó de Van Gogh y se arrepintió. Luego pensó en los párpados pero se acordó del serbio croata Zorokin y tampoco pudo. Se puso a llorar. Había recordado que Zorokin estaba muerto. Aventó las tijeras contra un espejo y se comió los vidrios. Qué original se sentía Viktor. Qué bazofia se sentía Viktor. Al final lo único que se le ocurrió fue guardar todo el dinero que tenía, un cambio de ropa, un libro de Mayakovsky e irse al aeropuerto. Cruzó el portal y tomó el primer vuelo fuera de Rusia. Llegó a Barcelona con una ansiedad enferma: ahora era un asesino. Ahora por su culpa mucha gente había muerto. ¿Por qué tenía que volverlo loco una verga? ¿Por qué tenía que volverlo loco una verga infiel?

   Viktor Veik no sabía adónde ir. Se le estaba acabando el dinero. Ya había pasado un mes. Su software ya había llegado a la Patagonia. Eso terminó por desmoronar a Viktor. Ahora estaba seguro de que lo único que quería era matarse. Pensó que si estaba drogado sería más fácil lograrlo. Se lanzó al puerto. Se sentó en la oscuridad y esperó pacientemente a que un chico africano pasara ofreciéndole alguna cosa dura y poderosa. El chico apareció de repente y le dijo que tenía DMT extraído del sapo mexicano Bufo Alvarius. Viktor le compró todo lo que pudo y se fue sin decir nada. Se fue al punto más solitario del puerto y se paró en el precipicio. Era evidente que lo que pensaba hacer era tirarse al agua totalmente drogado. Antes de encender su pipa, un tipo guapísimo le preguntó que si se podía dar un toque. Veik estaba en el límite, a un paso de morir ahogado. No hablo español, respondió Veik en inglés. En eso Viktor tuvo una erección tremenda. El tipo sexy despeinado alto moreno barbón le volvió a preguntar lo mismo pero en inglés. Sin pensarlo Viktor le estiró la pipa. Dijo: será mejor que no estés cerca del agua si fumas, es DMT, y se llevó a sentar a un árbol al sexy alto moreno barbón. Aquí estamos mejor. Bien. Antes de encenderse el tipo hermoso despeinado le dio una libreta negra. ¿Qué es esto? Unos tratados filosóficos, dijo, y se encendió. Su cabello se electrificó. Sus anillos se iluminaron. El humo cubrió su rostro. Se quedó dormido. Veik lo abrazó. Un policía pasó y se les quedó viendo. Veik besó al sexy drogado escritor de tratados. El policía volteó la mirada y siguió su camino. Veik abrió la libreta y se puso a leer:

SATURNO MILANILLOS

había decidido suicidarse. La razón era confusa. Lo haría después de terminar sus tratados filosóficos. En su vida ya nadie irradiaba luz. Un vórtex negro lo absorbía. Saturno se había salido de su órbita para siempre.
















1.4




¿QUIÉN ES Saturno Milanillos?
¿De qué color usa su ropa interior?
¿De mil colores?
¿Usa condón cuando coge?
¿Qué le gusta desayunar?
¿Cuál es su cena preferida?
¿Se viene rápido cuando coge? ¿Cuánto mide su verga?
¿Con cuántas personas ha cogido en toda su vida?
¿Qué drogas ha probado?
¿Qué colores de drogas ha probado?
¿Mil?
¿Mil anillos de colores?
¿Por qué es tan famoso?
¿Qué hace en esta vida?
¿Por qué no sólo se mata y ya?
¿Quiénes son sus amigos?
¿Dónde vive?
¿Dónde ha estado?
¿Por qué hace tantas pendejadas?
¿Por qué a veces parece que Saturno Milanillos no existe?
¿Por qué a veces parece que este tipo sólo quiere llamar la atención?
¿Qué le gusta hacer a Saturno cuando está aburrido?
¿Saturno se aburre de estar rotando sin ninguna dirección
               proveniente de ningún lugar?
¿En serio escribe tratados filosóficos?
¿Por qué es tan mal padre?
¿Por qué está loco?
¿Porque es un genio?
Cuando uno tiene hijos
    uno no es como Saturno Milanillos
           Saturno es el más grande amador
           Saturno ama como nadie
 ¿En serio?
¿Por qué está tan güey Saturno?
 ¿Por qué llora tanto Saturno?
 No existe
¿o sí?
 Debe existir
Yo lo conozco
Yo lo conozco
 Debe existir
      ¿Quién es Saturno Milanilllos?
 ¿Por qué es tan famoso?
¿Es porque cualquiera podría ser Saturno?
No
Nadie lo es
No existe
¡Ya admítelo!
 Yo lo conozco
 Debe existir
Necesito un telescopio
¡Necesito saber dónde está Saturno!
¡Necesito ver a Saturno y sus mil anillos!
Yo me largo a Texas

al telescopio más grande del mundo
Adiós









SATURNO MILANILLOS compró una maldita navaja. Había dicho que sólo era para defenderse, amor mío. Había dicho que sólo era para impresionar, no que sería su perdición. ¿Por qué Saturno tuvo dos hijos mellizos? ¿Por qué para Saturno fue inevitable sentir que sus nombres eran los de unos artistas? La madre de sus hijos murió con el vientre iluminado. Fue un golpe durísimo para Saturno. Casi se descarrila y abandona el Sistema Solar. Incluso casi abandona la Vía Láctea. Saturno triste. Saturno condenado. Saturno poseído. Mil anillos de colores. ¿Por qué comenzó a asaltar personas? ¿De dónde viene su apellido? ¿De dónde viene su locura? ¿En verdad está loco? Parece que todo esto es una mentira, una ficción. Yo no me creo nada de todo esto de Saturno Milanillos. Ni siquiera existe. El que está escribiendo esto no sabe lo que hace. Ni siquiera sabe quién es Saturno. Yo creo que el que está escribiendo esto se lo ha inventado todo. ¿Por qué Saturno habría de ser un planeta y un tipo loco de México? ¿Qué tiene que ver México con el resto del Universo? ¿Qué tiene que ver México con Moscú? ¿Quién es Viktor Veik? Maldito puto putísimo Veik. ¿Por qué él no se mata en vez de Saturno? Veik tendría mejores razones, ¿no? Sí. No. No importa. Saturno adoraba la literatura, y las estrellas. A veces pensaba que estaba enamorado del hacker. El hacker. El veloz hacker. ¿Por qué Saturno lo amaba tanto? Saturno pudo haber sido quien sea. Todavía puede serlo. Hasta tú podrías ser él. Todavía no ha muerto. Yo puedo convertirlo en una galaxia si lo deseo. Puedo convertirlo en un tipo rico que estudia finanzas y que ha basado todas las decisiones de su vida en el dinero, el poder o el reconocimiento. Puedo convertirlo en un árbol. Tanto hubiera querido Saturno ser un árbol. Olviden a Saturno. Saturno sólo es un punto colorido en el Universo. Tú también. Yo también. Olviden a Saturno. Esto no se trata de él ni de que se quiere matar. Olviden a Saturno. A él no le importas. A él no le importa nadie. Ni tú ni nadie. Él no te ama. Vete. Olvídalo. Olvídalo todo. Olvida a Saturno. Saturno sabía lo que pasaba detrás de un suicidio y de un asesinato. Tú no lo quieres saber. Olvida a Saturno. Déjalo que llegue a su final, aunque no exista. Déjalo. ¿Por qué no lo entiendes? Saturno no le hace daño a nadie. Ni cuando asalta personas ni cuando escribe sus tratados. Sus tratados-virus. Saturno-virus. ¿Saturno enfermo? ¡No! ¡No puede ser! Yo te amo. No me dejes. Yo también te amo. Alivio en el pecho. Cortaron el cable negro. Ahora la hipermegaultrabomba postatómica está saboteada. Yo te amo. Olvídate de todo esto. Cierra estos tratados. Cógete a quien sea. No pierdas el tiempo leyendo esto. Terremotos. Eclipses. Crisis. Genocidios. Fin del mundo. ¿Quién es Saturno Milanillos? ¿Qué colores de drogas ha probado? ¿Mil? Mil anillos de colores.









CHLOÉ NO estaba enamorada de Saturno. Al menos no tanto como lo estaba Saturno de ella. Ella lo quería muchísimo, pero no lo suficiente como para amarlo. Al menos no como Saturno. Sin embargo, aun así le decía a Saturno que lo amaba. Se lo decía todos los días. Y Saturno se lo creía todo. Saturno genio loco enamorado como un niño. Ella era tan hermosa. Saturno en el fondo de su ser sabía que era mentira. Saturno sabía que todo era mentira. Y Saturno también sabía lo que pasaba después de un suicidio. A Chloé le fastidiaba que Saturno sólo pensara en filosofía, arte y otros asuntos oscuros. O luminosos. A Chloé le fastidiaba que Saturno todo el tiempo pareciera que estaba triste. Incluso cuando sonreía. ¿Qué esperaba Chloé? Lucas y Arana estaban muertos. Ella ni siquiera los conoció. Chloé creía que la vida iba más allá que cualquier cosa que arremolinara tu mente. Ella creía que la vida no siempre era romperse tanto la cabeza. Creía que el arte era una mamada sin utilidad ni importancia. Sí, que hagan música, sí, que pinten, que actúen, que escriban, que bailen, pero eso no cambiará nada. Es un juego. No hay diferencia entre los Juegos Olímpicos y el premio Nobel. Todos son juegos de poder. Juegos económicos de poder. Y también Chloé creía que el tiempo era una de las causas supremas de todos los asuntos oscuros. O luminosos. Creía que en especial que el futuro definía todas las cosas. Creía que todos éramos capaces de ver el futuro, o de viajar en el tiempo, como Saturno con su máquina robada. ¿Por qué romperse tanto la cabeza si podemos viajar en el tiempo? ¿Por qué romperse tanto la cabeza si el tiempo es un invento? ¿Por qué romperse tanto la cabeza si el ser es un invento?

  A Chloé le encantaba cómo escribía Saturno. Al final se enamoró de él por eso, o eso creía Saturno. Por eso y porque Saturno estaba guapísimo. Su piel morena, su espalda perfecta, su barba, su bigote, sus ojos pizpiretos. Por todo eso pero no por sus anillos luminosos. Sus anillos lo hacían parecer otro planeta. Sus anillos revelaban que Saturno, en efecto, era otro planeta. ¿Quién podía amar algo así? ¿Quién podía entender a Saturno si nadie ha vivido en él? ¿Quién iba a poder vivir en Saturno? Milanillos le iba dedicar todos sus tratados a Charmé. Ella no quería. Enamora a un escritor y vivirás para siempre, había leído una vez Chloé como a los catorce años mientras Saturno compraba su navaja en la Alameda. Qué estupidez machista sinsentido, pensó la Chloé de catorce años. Sólo es para farolear, para espantar a los que quieran aprovecharse de mí, había dicho el Saturno de catorce años. De catorce mil millones de millones de años. Se parecían tanto. El planeta y la mujer. El hombre y las estrellas.

  Chloé debía ser mi pretexto para no matarme, no los tratados, pensaba Saturno mientras sobrevolaba el Atlántico. Saturno llegaría a España en menos de seis horas y al otro día al fin vería a Chloé. No había visto su bellísima aura en más de cuatro meses. Pero luego Saturno se acordó de sus hijos. Entonces pensó en olvidarse de Chloé, de los tratados, del hacker, pensó en olvidarse de tanta mamada, abrir la puerta de emergencia del avión y echarse a nadar. Temía que sus anillos sirvieran como salvavidas. Ahora su destino era llegar al fondo del océano. Luego pensó que a lo mejor el hacker se había metido a su cabeza y que por eso pensaba tanta pendejada. Ese hacker hijo de puta está hackeando mi sistema operativo planetario, pensó Saturno en pantalla grande. ¿Por qué Saturno Milanillos es tan famoso? ¿Por qué el Hacker se había encargado de arruinar su vida y su final? Maldito hacker, está arruinando mis tratados. Maldito Hacker, está arruinando mi libro. Maldito Hacker no hackees este libro. Malditjaj jjjlpwdwpHajWEUYG-@:)))))18%ssexxxcooorroras#__* !#$%€//…<>1243232> hab14d3culudid9Mat4s3hqhqhqhhaha hahhqhhahahaha M̰̘̭̃̊ͦ̈̿̀͝ă͔͎͢͡l͔༙̰̳̘͕͇̮͑̒͛ͩ̌̔̄ͧd͎͋ͩ̽ͯͫͦ͜ī̶̗̯͉̻̣̙͎̊̈ͣtཽ̰༙͙͙͕̟༙͌͐͊̂͂̐ͫj̞̫̱̦͖̥̰ͮ̄ͤ̋̑̉̿ͅḁ͙͔͖͚̮͉͚͊̾͋͂ͤͮ̈j̱͎̣̙̥̺͔̉͑ͩ͑͌⃡̓⃣H̘͉̙͋ͥ⃡̐a⃘̟̳̮̬̲͑͆j̹̄ͫ̽͌ͪ́ͯ̚Ẅ̴̡͇̰̠͉͍̼̽͑͌̾͒̃̋E̬̭̞̙͑⃖ͩͨU͕̠̰͇͈̬͉̺̿́ͧ̂͂ͧ͆҈⃘Y̴̛͙͓͓͔̯͂̾̾̋G̯ͯ̐̽҉͞&         ¡¡¡¡aijsg(((xxx)))             &%ifillfh^Rr !§çéY !çFIU-͊            ̣͎ͥ́͑ͪ@̬̰͉̗̥̹͙̽̈͆͐̿:̺̘̰͎̬͕͇⃗͛͆ͬͩ́)̭̰͓͍͎̞̦͓̒)ཽ̞̗̯͛̉̿̈͒̾͠)̸̼̭̭̻̼͙͕̈ͯ͝)̼̙̲͕̹̏͊́ͥͪͮ̅̕͘)̸̞̤͎̜̟ͫ͂̃ͮ̔͢1̧̦̭̺ͦ⃟8̸͉̹̻̙̰⃖͋ͫͧ̀ͣ̑ͩ͟%̯̺͚̹̬̯ͣ̇͒͢#̣̰̲͙͕͈͖̌ͨͧ̅͊ͩ_̶̗̰̀̂_̢̡̯̲̳̦̝͇̹͊̌ͅ*͈͈͈̽̓ͫ̿͗⃡̽̚!̷̨̫͈̦̙̒͌̑͛̓#̙͓̼̗̱̱̠͉̀ͭ̽̏᷈̽̊$̲̺̦̰͎̙̤ͭͤ͘͠%͖͇͓̳͇͓̼̈̈ͬ͡€̢͕̗̘̣͈̟̾ͥ͒̽⃗̆ͦͫ/̴͙̿̄̃̇/̶̯̺͖͍͇͚̰̠⃡ͯͯ…ཽ͇̤͎͙̾⃡≮̵͙̰͍̤̟̲༙̪ͩ̾ͨ᷈͌̉<̰̳̮͖̤̈̓ͭ̋᷉⃗̿ͅ҉h̲̬̻̬̗̝̬ͭ͑ͮ̔́ͭ͛̓͘ͅt̞̻͕̻̳̦̦̞͒͗̓ͭͨ͋̿͋t̞̝̹̙̲̓͗̊pི͕̞̲̼̟̪᷉ͪ̆͡ṳ͚̞̻༙༙͉̆ͤͧ̌̚͢p̢͎̰̟̘̭͂̑ͨͥ͊d̷̦̮̞͊ͩ̀̽͌̋̂͗õ̤̫͕͔̣̯̜͕̆⃡̈͂̽ͮ̓͢͝ŵ̻̣̞̽̐͊ͥ͒͛͡n͕̥͔᷈̆̊ͭ᷉͠:̦̟̫̙̻̻̪ͦ᷈꙰             <_< aassnaiissaturnjjajjaa(ཽ̳̝̠⃡͊ͧͧ͆͡ṱཽ̜ͪͧͩͨŷ̶̷̟̀ͤ̃͌ͭ̂̚u̘̳̟͎⃖᷉̚͢ͅ☾☾)̥̻̌ͫ̓͞/ཽ̟͔̪̅́/̨̙̰̬̟̳͔̃ͫͨ͟ͅ<͉͓̙༙̺̟̣⃡ͩ͟<̵̗̹͍͇̲͐ͨͪ͋͜^ཽ̻̤͔̤͆ͮ̇͆̊̀҉^͈ͥͥ̆̓ͥ̏̉҉>̘̰͒⃡͐͞≯͈̠̙̠͈͖⃖̔⃟i̻̰̯̳̲̻̪͊̾̄̐̓ͫ͆̽f̮̊̽̃͛̚i̥̲̯͖̳̝̟̗ͦ̒ͭ̅͒͗ĺཽ̠̙̽l̰̯̥͇͓̥̺̰̈ͯ̕f̛̭̥̣͈̗̭̘̺⃗̈h⃘̗͖̜̘̲̄̊̋̓ͥ̈ͭͅ웃웃^͔̬̊⃖ͣ͞ͅͅR̹̙̠̳͓᷈͞͡r༙̯͙̝ͧ⃡ͭͣ᷉ͨ̂͟ͅ !̧̬̘̘̰̯̞̣̉̅͌ͤͤ͟§̸̤̥ͣͬ̆᷉̊̑̚͝ḉ̲͓͌é̸̪̭̺̳̙̂͐Y̮̝͖̯̼̞̗ͪͩ̌́̀ͅ !̠̝̲̹̗̳̫͙ͥ̐̾ͫͨ̒̕͟ç̻̇᷉̇ͣ͛̒̉̓ͅF̝͖͂͊ͦͪ̏́Ḭ̗̭⃗̿͐Ú̴̳͙̲̼̬̮̰͚͆̀ͮ<̲̂̃̔i̡̫̲̟̮͖̪͓᷈ͯ̈t͔̝̲̬̪ͯͫͥ̀́ẹཽ͌̔⃖͘m̮͔͈̦͍̓ͥ̀̒̅ͧͦ⃡͟>̟̅᷉͌̄ <͖̺͍̜̤̼̳̺͌͒̐⃗ͮs̛̯̠̳̭͍̹̠̺͛̆eཽ͉̹͕͔̊ͧ̿̃ͩ̄̽͝cཽ̳̲͙͎̭̳̯͂u̶̥͇͚͛ͪr̦༙͉̟͛ͥͨ̒⃗ͪ̋e̘̰͔̤͎⃡̆ͧ̿̌ͩ᷉̚>̹̝̦̱͈͈̠̳̒͒̉̈̀͜ <༙̫̗͚̂̓ͧ͐ͨ̀͘l̛̼̦̹̅ͥ͝oཽ̹̤ͪͅͅl͈̲̪͕̠̇͗͠>̧̣̘̜ͣͤ̓ͯ <̟͙̙̺̫͉̰͙̂⃡́̏⃣_͕̻͚̳̱̹͇́͂̏͑͑ͫ<̝͕͈͓͈͈͓̻̓ͯͧ͌⃖ͧ <̧͕͇̹͗⃗ͮ͒ẅ̭̯̯̭͙͕̈͂̂⃟̛3̬̯̫̽͗̉̿#̥̪⃖̽͋͒ͯͥ͐ͧ꙰̡G̨̺̱̙̬ͩ̋ͭͣ͞0̘͓ͣ᷈̊̐⃖ͬͯ͡tཽ̯̭̹͕̤̯͊͌͛ͮͥͥ̂ͬi͇̪̭̻̫̻ͦͮͧ̿͒͛ͮ̋t̳͍̟̮̣̥̲ͥͮ͟>̲̃ͥ <ཽ̣̰̲͍ͣ͂̃̆ǫ̧̜̫͕̻͎̼̆i͉̊s͕̜̹⃡̇ͬͥ̅͆̀̑꙰d̼͔̱̳͍̅ͩ⃗ͨ͋ͣ⃡͠0̵̧̗̲͍͔̰̺͚͛͌ͣ͑ͯ̄̓͆Q̰͍̮̰̺̟⃗⃗́ͅà̼̪̀͜ grrrhtst:⃘͖᷈᷈͟S̪̣͍̟͙̗͉͕̅̃ͧ̏̚͘͢A̱̙̫̝͖̹̯ͬ҉Ç̱̲̤͛̆͊ͪ̇⃖̑ͦ☻☻☹.̴̣̤͈͕̥ͬͫͤ̔ć̪̤̻͎̥͖͌̉l͖͍͓ͤ̉͊̇͟⃟q̸̢̹̻͍̮ͯ᷉⃡ͮ͗͂ͅ-͈̬̙̱͇ͦ͗ͩͫc༙̘͉̣̓ͧ̈͛̒0͇̱͖༙̮͕̳̇⃗҉<̢̬̪̮͔̲͖̱̔͒᷈ͬͅ<̥̫̠̘͎͙͓༙ͫ᷈ͩ̐͑̑́8̯͚̰͚̥͈ͫ̊0⃘̨̬̙͇̣̗̪̗ͪͅ9̷̜͕͓͑͋̈᷈͞q̗͈͍̺̮̜͗̈̒⃗͜͢jི̛̪͍̝̝ͩ͊̓̔⃖̚d̷̟̙༙̄̀̾͆ͤͭ᷉̓̕a̹̣̗͍͉༙͙͍ͮ͆̒ͭ᷈ͮ͊̚o̴̦̼⃗ͨ̾ͩͮi̷̪̙̲̦̪̪͔͖̋̇́ͤ͌͐̈̓͝s̤̥ͧ̑᷈̾̾̇͒ḩ͙̮̮̻̰̟͙̅ͤ͑̄́͑⃟d̯̰̦͚̺̂̒̊̈ͦͧͤ⃡a̷̞͉̼͑̽̕>͓̮̤̙̂̌≯͕͈͚͍͎͈͇̈͡ ẍ̫̬͢Ç̫᷈͌̄ͭ͋̋́¿̛༙͚̮̞͇͛ͨ̒͛⃡̑̚1̷༙̳͈͒̓ͩ̊̿̃͢1͔̮̮̭̝͉̪̣̉ͧͮ̄͝⃟a̼ͨ̈ͭ̊̋ͅn̸̡̘͔̮͇̱͎̞͇ͨ͆͂ͯ̔s͚̅̽͌ͮ͛҉a̻͇̳͇̻ͥ͂͋̕s̝̝̗̬᷉͡ï̙̰̯͎̜͈͉d̝̮̙͕̘͓̄͑̔͊̓̑̒͒q̙̭̙̮ͬͦͣͣ̚e̙̫ͩͮͦ̊̊͑͆̂͜t̷͉̥̭̫̻̙͔͚⃡ͦͤ̃ͫ̐̽̚҈t̤̭̗͇ͭ̅⃖ͭ̉ͥ̉͂t̶͓̯᷈́̌ͤ̒⃗̈̅p̳̲̞ͪ̊͐:̮̼༙̥̳⃖͢͡ͅ#ཽ̛̤̮̫̒͛෴෴෴✕✕✕1̵̞͉͙͙̯̤͍̈2⃘̬̝̝͓͎̳͐̏̾̏́ͥ4̺̱͙͈̦̼⃗͑ͨ3͓̮̺̥̹͙͉̗̄ͨ̕҉2⃘̭̠̻̭⃗⃡͒ͬ̉̇͌3̸͓̰͚̭ͮ͒2̧̦̳̗͌♫♫>ི͔̳̞͎̮̝̓̿͗ͨ̓̌͌̌xÇ¿11ansasaturttp:#h͚̼̪̪̝͔͓ͮ͛ͥ͞⃟ầ̠̺̦̼̳̞̫ͪ̅̿̀͐͞b̮̲͊̽̃1̛͇͚͖̗͑4̬̗̫̝ͧͯ̽ͥ͑ͣ͗͡ͅd̗͓̱̘̯͕̯͖̋ͦ⃟̷3͎̜̱͖͍͔̱̼ͮ͊ͮͬ⃗͞ć༙͖̜̲͎͓̘̟͗ͧ͒⃣⃣dཽ̡͉̻͇̟̘̺༙̒̇⃗̓ìི̪̼͘d̝̆̅᷉ͤ̔9̢̛̜͔̙̘͒ͦ̃ͩ̓Ṁ͔̲̫̯̲̯͓̝̏ͨ͌͋̓̇᷈͢͝ạ̵̑͗̈ͨ̔t̗̫̬͔͓̞͆͒꙰4̴̻̋̋⃖̌͊s͈̥̞̻̗͎̠͚̔́ͬ̒̆͒́҉3̦̮̼͉̝̓̄̒͡ȟ̟̘̮̻̏q̝̺̹̝͓ͦ̈̇̅h̷̘͖̦̺⃗̏̿ͭ̋q̡͉̳ͬh̹͇͍̯ͥͥq̞̞̘̋ͥͅ⃟̵hི̦̬͔͚̤̘̔̇ͫh̷ཽ͔͈̓͛͆̚̚a⃘̶̞̱͓̜̔ͥ͛̇͊́̃̚ḧ̞̤̠̻̭̝͇ȁ̙̱̝͓͎͐ͭ̿̃⃖̀̚h̬͖͈͖̞̟̽̑͊̑ͪ̉ͭ͗a̲̮͔͈̻̯̗༙ͩ̂h͖̝͓̽͑́̈h̫ͭͬͪq͚͖̝̳̘̮̱ͭ̒̀⃗̂̇͆h̤̜̠̜⃗ͅḩ̟̘̠̺̄̈꙰a̜̜̱༙̲̪̬ͦ⃗᷉ͤ̚ͅh̢͙̥͎̲̼ͣͥͭ̃͆̃̕ͅa͖̬̹̬͉̥͎͙̅h⃘̫͖͚̄̌⃡⃣a̡̼͓̼͚ͪ̒ͩ͛ͤh̭̽͋ͣ͊̒̕͝ả̼̣̗ͬ̏ͧ̄͟h̜̹̐͌̈҉a⃘̗͙͉̪͌͌w̸̞̝͉͔̪̟̦̔̄͑᷈ͪ̃h̛̘̺̠̱ͣ̃͒͛̐᷈q͉⃗̋̅̉̆ͭa̵̪͕̰̮͐ͤ͂͒̆̌͟i̱̹̲͖⃡᷈⃗͆́̏ͦ̚c̵͔͖̣̗͚̅̀☼>͕̦̣̯̻̓̈̈̐̃҉>̛̲̜̭͖༙͎̬̈͟>͙͓͚̱̃͒̀̉̋ hahahahhahahhstrnnnhahahhahawhqaic>>>